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El triángulo del fraude es un modelo para explicar los factores que hacen que una persona llegue a cometer fraude laboral. Consta de tres componentes que,juntos,llevan a un comportamiento fraudulento

 

1. La percepción de la necesidad económica, situación no compartible con otros

El primero de los elementos del triángulo del fraude representa la presión. Esto es lo que motiva el delito en primer lugar. El sujeto tiene algunos problemas financieros que no es capaz de resolver por medios legítimos, así que empieza a considerar el llevar a cabo un acto ilegal, como robar efectivo o falsificar los estados contables, como una forma de resolver su problema. El problema financiero puede ser personal (por ejemplo: demasiadas deudas personales) or profesional (por ejemplo: su trabajo o negocio están en peligro).

Algunos ejemplos de situaciones de presión comunes que conducen a las personas a cometer un fraude incluyen:

  • Imposibilidad de pagar las facturas.
  • Adicción a las drogas o el juego. triangulo del fraude
  • Necesidad de alcanzar unas ganancias para mantener a los inversores.
  • Necesidad de alcanzar unos objetivos de productividad.
  • Deseos de tener un estatus de vida superior, con una casa más grande un coche más bonito, etc..
  • “Solo estoy tomando prestado el dinero”
  • “Me lo deben porque me lo merezco”
  • “Es porque mi familia lo necesita”
  • “No me pagan lo suficiente para el trabajo que hago”

2. Oportunidad percibida

La segunda pata del triángulo del fraude es la oportunidad percibida, la cual define el método por el cual se cometerá el ilícito. La persona debe ver alguna forma por la cual puede usar (abusar) su posición de confianza para resolver sus problemas financieros con una baja percepción del riesgo de ser descubierto.

Es también crítico que el que comete el fraude sea capaz de resolver su problema en secreto. Mucha gente comete fraudes, delitos de guante blanco, para mantener su estatus social. De hecho, robarían para resolver un problema con las drogas, pagar deudas, o adquirir coches o casas. Si un perpetrador de fraude es “pescado” manipulando o falsificando información financiera, esto dañará su estatus tanto como los problemas subyacentes que estaba tratando de conciliar. Por lo tanto el defraudador, no sólo será capaz de robar fondos, también tiene que ser capaz de hacerlo de tal forma que no pueda ser cogido y que el delito en sí mismo no pueda ser detectado.

3. Racionalización

La tercera pata del triangulo del fraude es la Racionalización. La mayoría de las personas que comenten un fraude es la primera vez que lo hacen y no tienen un pasado como delincuentes. Son personas que se ven a si mismos como normales, personas honestas a las que les han sobrevenido una serie de situaciones. Consecuentemente, el defraudador deberá justificar sus actos de una forma que sean aceptables o justificables.

Las racionalizaciones que normalmente se hace una persona que comete un fraude son:

  • “Solo estoy tomando prestado el dinero”
  • “Me lo deben porque me lo merezco”
  • “Es porque mi familia lo necesita”
  • “No me pagan lo suficiente para el trabajo que hago

 

El triángulo del fraude se originó a partir de la hipótesis de Donald Cressey:

“Las personas de confianza se convierten en violadores de confianza” cuando se conciben a sí mismos teniendo un problema financiero que no es compartible, son conscientes de que este problema puede ser resuelto en secreto violando la posición de confianza financiera que tienen, y son capaces de aplicar a su propia conducta en esa situación, verbalizaciones que les permitan ajustar sus concepciones de sí mismos como personas de confianza, con sus concepciones de sí mismos como usuarios de los fondos o propiedades encomendadas”. (1)
 
(1) Donald R. Cressey, Dinero de los demás (Montclair: Patterson Smith, 1973) p.30

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